sábado, 31 de diciembre de 2011

Querido Anónimo/a:


El hecho de escribirte es simplemente para que sepas de mí y para vaciar este baúl que se queda pequeño para tanto lamento. No busco ningún consuelo especial ni ninguna caridad. Quizá el único consuelo que me puedas dar es el dejarme escribirte y que de alguna manera me leas.

Sé que estas fechas están fijadas para pensar en cosas positivas y dejarse llevar por el espíritu navideño. Dios sabe que lo he intentado. Pero últimamente todo me recuerda a lo último en lo que querría pensar. Debería buscarme un hobby. Coleccionar sellos, jugar al solitario, inventar un nuevo baile… Cualquier cosa vale con despejar la mente. Aunque no es tan sencillo.

Son tantas cosas las que hacen que me ronde la cabeza. Internet, el instituto, el móvil; incluso su ausencia. No entiendo qué ha podido pasar en tan poco tiempo. Algunas cosas son tan efímeras… Aún no queriendo, hago todo lo posible por saber. Y ello me lleva a preguntar y a hablar otra vez. Pero ya no es como solía hablar. Ya no hay la misma correspondencia. Me preocupo, y a la vez quiero saber si por mí se preocupan; si todavía hay algo de lo que había antes. Me mata el imaginarme que ya no queda nada. Que todas esas palabras se han desvanecido y que sólo son cenizas de fotos en las que apenas se distinguen nuestros rostros.

Probar la miel fue lo más delicioso que experimenté en mucho tiempo. Pienso en cuánto tiempo la tuve delante y no la vi. Ni la olí. Tengo miedo de que los restos que quedan en mis labios desaparezcan, y me los lamo y muerdo siempre que puedo, recordando esa sensación. Esa pizca de sabor que aún puedo percibir. Ignoro cuánto tiempo le quedará a esta pequeña dosis, que ya casi es un espejismo.

Mi mente espera coger un barco que parte nada más acabar el año. Sé que no quiere irse, y el corazón le pide que se quede. Quizás llegue con un poco de retraso; nadie es perfecto. Esperemos que el viaje sea corto, sin interrupciones y lo menos doloroso posible. No me gustaría decir que es un adiós, es más, no lo es.

Quién sabe si algún día volverán los primeros días de otoño en los que el sol alegraba mi rostro y en los que mi sonrisa se fundía con su luz.

FELIZ AÑO NUEVO 

domingo, 11 de diciembre de 2011

metAMORfosis


Colgó el teléfono y un silencio ensordecedor inundó la pequeña habitación. La chica miró a su alrededor y no vio más que ropa negra esparcida por todo el habitáculo. Pero entre todo el desorden que la rodeaba pudo distinguir una foto de vivos colores. Aparecía ella hacía unos años. Cogió la fotografía y la analizó con atención. Vestía un vestido azul, ballerinas a juego y un precioso lazo blanco en la cabeza remataba su adorable apariencia. Parecía feliz; pero eso era antes de conocerlo a él.

 Nunca olvidará como lo amó ni como lo admiró. Puede que sea cierto que el amor ciegue. ¿Cómo no pudo darse cuenta si no, de los cambios que ella estaba sufriendo? Su obsesión había hecho que se mirase en él como en un espejo. Las ballerinas se cambiaron por botas militares; los vestiditos, por camisetas negras y vaqueros rotos; y aquel lazo blanco por un periódico cigarrillo en la boca.

Sólo tenía ojos para él. Y oídos también. Los discursos de su amado hicieron que no volviese a ver a la autoridad con los mismos ojos, desde su profesor hasta sus propios padres. Dejó de escuchar al grupo pop de moda y reservó su reproductor de música para los grupos y artistas más agresivos. Sin saberlo, se había convertido en su propio antónimo. En su negativo.

Pero ahora ya nada de eso importaba. Él se había ido. Tanto tiempo de noviazgo para que ahora se fuese con otra niña a la que moldearía a su gusto; justo como hizo con ella. Y ahora, en la oscuridad de su nuevo ser, se ahoga la última parte de lo que un día fue. Con lágrimas en el rostro, se plantó en frente del espejo y vio lo que llevaba puesto. Sus vaqueros y camisetas rasgadas las vio como sucios trapos, símbolos del pasado. Sin siquiera pensarlo, se quitó lo que llevaba puesto hasta quedarse completamente desnuda. Suspiró aliviada, como liberada de un maligno hechizo. Se secó las lágrimas y se enseñó a sí misma una tímida sonrisa.

Finalmente, abrió la ventana de su habitación dejando correr el aire, ahuyentando así los fantasmas que la atormentaban y mostrando su propio renacimiento.

viernes, 21 de octubre de 2011

Freno de emergencia


Me asomé por la ventana del tren, que iba a toda velocidad por las sinuosas vías de lo desconocido, y solo vi oscuridad. Un precipicio en el que dichas vías acababan como si alguien a capricho las hubiese borrado del mapa. Me temía lo peor. Y ella también.

El intercambio de miradas fue electrizante. De repente pasaron por delante de mis ojos, como si de un celuloide se tratara, todos los momentos vividos a su lado, reparando más en los que habían acontecido más recientemente. No quería que se acabase. No ahora que estábamos disfrutando de lo mejor. Unas leves turbulencias agitaron el tren, aviso de que el tiempo se acababa. Reparé en ella, y vi una tímida lágrima se precipitaba por su precioso rostro mientras me sonreía, transmitiendo compasión; una compasión que se me clavaba dentro… Muy dentro. En medio de esta tormenta de dolor e incertidumbre, me abrazó como nunca lo había hecho, tranquilizándome con su calor. Entonces comprendí que debíamos salir de allí, que había que saltar. Y eso hicimos, después de accionar el freno de emergencia.

Caí sobre una calle desierta, sin el gentío que la caracterizaba. Me incorporé, y con los ojos de vidrio, emprendí el camino de vuelta no sé muy bien a dónde. En el trayecto vi colgadas en las fachadas de los edificios fotografías de nosotros dos, acompañadas de papel marcado con tinta; la tinta que escribió nuestra historia. Sentí amargura y melancolía, como si hubiesen pasado, no cinco minutos, sino años desde que dejamos huella en aquellos lugares, que se habían convertido en pequeños santuarios.

Y por fin llegué al punto de partida: la estación de tren. Una especie de vestíbulo que fue mi hogar durante años y que por suerte o por desgracia ya no recorro tan a menudo. Me senté en el borde del andén, con los pies colgando, esperando a que pasase algún vagón que me ofreciese una plaza hacia algún destino sugerente. Pero mi atención pronto se centró en otro punto. En frente de mi estaba ella, sonriéndome, como el primer día que lo hizo. Me quedé perplejo unos segundos, pero no pude evitar que se escapase es risa tímida que me produce verla sonreir.

“¡Viajeros al tren!”, se oyó al final de la estación. Los dos nos levantamos y al fin pudimos contemplar cómo una locomotora se abría paso entre la luz de un nuevo amanecer.

jueves, 13 de octubre de 2011

"Madre hay una sola... Por suerte" de Isabel Allende

Hoy es un día especial. Y como es un día especial hay que hacer cosas especiales, o por lo menos intentar hacerlas. Hoy dejo el teclado y os dejo que os emocionéis con este precioso texto de Isabel Allende.

Por culpa del azar o de un desliz, cualquier mujer puede convertirse en madre.
La naturaleza la ha dotado a mansalva del "instinto maternal" con la finalidad
de preservar la especie. Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa
criatura minúscula, arrugada y chillona, sería arrojarla a la basura.
Pero gracias al "instinto maternal" la mira embobada, la encuentra
preciosa y se dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años.
Ser madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar
pañales, que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse
delgada.Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantaleta de
que se laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen,
tomen leche.Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los
estudios,las palabrotas, los novios y las novias; sin ofenderse cuando la mandan
a callar o le tiran la puerta en las narices, porque no están en nada…
Es quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y,
cuando llega hacerse la dormida para no fastidiar.
Es temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita,
se enamora, presenta exámenes o le sacan las amígdalas.
Es llorar cuando ve a los niños contentos y apretar los dientes y
sonreír cuando los ve sufriendo.Es servir de niñera, maestra, chofer,
cocinera, lavandera, medico,policía, confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno.
Es entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan.
Es decir, que "son cosas de la edad" cuando la mandan al carrizo.
Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida y que
llora de emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año: el Día de la Madre.
El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance
a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a uno desvalido, culpable e
irremisiblemente huérfano.
Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces.



Muchas felicidades Mamá, y que cumplas muchos más.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Cuando el pasado llama a tu puerta.



A pesar de que hayan pasado semanas, meses y años. A pesar de que hayas olvidado. A pesar de que no creas que volverás a cruzarte con él… El pasado siempre puede sorprenderte cuando menos te lo esperas. Y en mi caso, no es diferente.

Meses habían pasado desde la última vez que intercambié palabras con las imágenes y fantasmas de los buenos momentos que pasé. De los viejos tiempos. Pero al parecer, no eran tan viejos como creía, o eso me dio a entender cuando ese fantasma volvió a aparecerse. Me abrazó, se rió  y me invitó a bailar, como las primeras veces que coincidíamos en el club social. Yo no tenía palabras, pero no a causa de mi gozo, precisamente. En  ese momento se proyectaron en el pequeño cine de mi mente los últimos recuerdos que tengo sobre nosotros. Mi rabia aumentaba medida que reconstruía los hechos; tenía ganas de recordarle quién era yo y de preguntarle qué clase de chiste era este. Sin embargo, mi furia se fue desvaneciendo cuando empecé a fijarme en lo que tenía delante. Ojos rojos, rostro descolorido, hasta las cejas de alcohol y fumando un porro mal hecho. Sentí pena. Pero esa pena me reconfortaba por dentro. Pensé que no merecía la pena enfadarse por algo como el pasado, y sobre todo este tipo de pasado. Decidí seguirle un poco el rollo e irme. Se me ocurrió que podría dedicarle unas palabras en un futuro, para recordarle que, de entre todas las personas que estábamos alrededor, a una le pareció tan chocante lo que hizo, que la ignoró por completo. Entonces me dí cuenta de que elegí el buen camino.

Puede que el recuerdo muchas veces haga daño, pero os doy un consejo a todos: Cuando la parte más amarga de tu pasado llame a tu puerta, no le tengas miedo. Ábrele, mírale bien a los ojos y verás lo que son en realidad para ti.

martes, 6 de septiembre de 2011

Deseos de voz.


Eres tú. Perteneces a unos pocos; a unos pocos confidentes que te saben tratar como es correcto. Creas respeto y admiración. Puedes dar alas a quien te tenga o hacer que se precipiten al vacío de la vergüenza y el miedo. Tú tienes el poder de hacer que a nosotros se nos oiga. Y sin embargo eres tan frágil… Te miro y te deseo. Me llamas con ecos lejanos y haces que me vuelva loco. Cuando estoy junto a ti siento que solo puedo hacerlo contigo. No valen las imitaciones, ni los juguetes, ni el echarle imaginación. La sensación cuando haces que los demás disfruten como yo, cuando me oyen, es indescriptible.

Quiero gritarte, estrangularte, retorcer tu cuerpo, agarrarte para que no te separes de mí, para que estés a salvo. Quiero que sientas mi aliento, que veas como mi alma sale por mi boca y vuela por todas partes. Quiero dejarte marca, clavarte las uñas, pero también cogerte con estilo, para que los demás vean que lo tengo dominado, que no tengo miedo de que nos vean juntos, de que disfruto contigo.

Ansío hablarte lo más cerca posible. Muero por cantar las letras de mis grupos y cantantes favoritos. Hacerlo con la magia de Freddie Mercury, con la potencia de Brian Johnson, con el sentimiento de Johnny Cash, con el flow de Eminem y con las ganas de todos los que se han acercado a ti para hacerlo, todos los que se han sentido los reyes del escenario y no les ha importado lo que aparentaban cuando lo hacían. Porque tú les diste la posibilidad de no sólo romper el silencio, sino hacerlo añicos; por encima de las ridículas voces de los envidiosos que les odiaban solo porque fueron más valientes que ellos.

Tú eres el micrófono, “micro” para los amigos. El arma más poderosa de los cantantes.

PD: Este texto está dedicado a todos los que no tuvieron miedo a cantarle a este maravilloso invento y que además disfrutan cada vez que lo hacen, ya sean leyendas o cantantes de ducha. No paréis. Gracias.

sábado, 20 de agosto de 2011

Será el destino.

Marionetas, títeres, arlequines y muñecos. Podríamos decir que todos somos esto. Seres inertes que se dejan manejar por hilos invisibles, o por manos juguetonas de un niño que solo quiere divertirse.  Autómatas que actúan, sin saberlo, siguiendo un guión escrito por alguien que se aburría en su casa una tarde de domingo, sólo para ver qué pasa. Destino lo llaman. Puedes creer en él o desafiarlo, pero siempre dejará la incertidumbre.

Jim Carrey dijo en “El número 23” que quería que en su lápida pusiese: “¿Y si…?” ¿Y si hubiese nacido en otro continente? ¿Y si mis padres no tuviesen el poder adquisitivo del que disponen? ¿Y si me hubiesen educado de otra manera? ¿Y no si hubiese escogido la enseñanza pública? ¿Y si hubiese cogido ciencias? ¿Y si me hubiese subido a aquel avión que se estrelló sin yo saberlo? ¿Y si no me lanzase a besarla? ¿Y si ella no hubiese accedido a tener una relación? ¿Y si no hubiésemos discutido? ¿Y si no se hubiese marchado sin razón?

Demasiadas preguntas y demasiadas posibles respuestas. Demasiadas variables para un solo suceso. El tiempo ha corrido bastante como para preguntarme el por qué de lo pasado. Supongo que ahora hay centrarse en lo que esta “fuerza” nos depara, en buscar nuevos retos y aventuras y en las oportunidades que nos brinda para arreglar las cosas. Quién sabe si en el libro escrito de nuestras vidas aparece que renacemos en otro lugar? ¿Quién sabe si el mundo cambiará por fin para bien?

Pero como he dicho, siempre quedarán preguntas.

¿Quién sabe si aún no es tarde para saber por qué se fue.? 

jueves, 11 de agosto de 2011

El Consejero


Hay quien dice que sabe mucho sobre algo y decide ser una especie de ser pedante y repulsivo que se echa galones continuamente por alardear los conocimientos que aprendió de otro y que ni siquiera sabe si son verdaderos o no; la cuestión es escupir palabras vacías y sin significado coherente para él. Hay quien sabe mucho y decide ser humilde y hablar solo con quien sabe que lo va a entender, y en vez de “fardar” intenta ayudar con lo que sabe a los demás.

Sin embargo, hay quien no sabe mucho sobre algo y se ofrece a ayudar a la gente que lo necesita. Puede que sus consejos no sean la solución definitiva al problema, pero hacen pensar que si alguien se está equivocando, puede enmendar su error. Y es que aunque alguien no sea un experto, cuando algo falla, es fácil darse cuenta. Pero dos no se ayudan si uno no quiere, y cuando el aconsejado no hace caso del consejero, aunque éste insista en querer ayudarlo, entonces el trabajo del consejero acaba, y es la propia experiencia la que le tiene que abrir los ojos, volviendo dolido al que una vez le aconsejó y decirle: “Tenías razón”.

Pero hay a quien no le basta con un solo batacazo para darse cuenta. El tiempo dirá si algún día verá la luz reveladora de la cruda realidad.

jueves, 4 de agosto de 2011

RUTINA

“¡Rayos y retruécanos, rayos y retruécanos!”. Aquel divertido personaje que salía por la televisión de su cuarto hacía que el cerebro del chico produjese una sensación de comodidad y de pereza. Ya no sabe si lo que le hace tenerla es la serie o es simplemente el hecho de tragarse cualquier bazofia que escupa la caja de luz mientras se toma un tazón de cereales con su correspondiente guarnición de magdalenas.

Son las 13:15. El muchacho se había despertado hacía ya una hora y media pero se había quedado retozando en la cama hasta hacía 10 minutos, cuando sus ganas de orinar eran ya incontenibles. No se podía decir exactamente que se le hubiesen “pegado las sábanas”, pues  no había nada que cubriese su colchón de biscoelástico, a pesar de que hacía una semana que su madre le había dejado sábanas limpias para que él se las pusiese. Mucho trabajo al parecer.

Terminado el desayuno, el chico apaga la tele. Éste es su día. Hoy se siente con ganas de hacer algo grande. Va a salir a correr. Con excitación, va a calzarse las zapatillas de deporte que aún guarda en la caja (si tiramos por lo alto, puede que se las haya puesto dos veces, y una de ellas para hacer deporte). Baja de casa y opta por una ruta sencilla: la Ruta del Colesterol. El mozo corre motivado a ritmo de Ska entre cuarentones  y niños con bici. Quizá vaya a un ritmo demasiado rápido para lo que él acostumbra. Diez minutos. Esto es lo que tarda en hacer la primera parada. Sigue andando hasta el final del tramo de ida. Jura que a la vuelta irá sin parar hasta el final. Comienza una nueva canción y prosigue su camino. 5 minutos después, un dolor le empieza a recorrer el gemelo izquierdo. La excusa perfecta para parar definitivamente; lo necesitaba. Decide volver a casa andando.

Vuelta al hogar. Besos a papá y mamá. Ducha. Repara en que tiene hambre y decide hacerse un tentempié. Chorizo y patatas fritas: la piedra angular de una buena comida entre horas. Recibe un mensaje en el móvil. Es su amigo. Dice de ir a echar un billar al bar, comer unas tapas y tomar unos quintos. Presiente que va a ser una buena tarde. De repente oye un rumor que viene desde el comedor. Es la tele. Se sienta en el sofá. “¡Rayos y retruécanos, rayos y retruécanos!” El capítulo estaba viendo mientras desayunaba lo están haciendo ahora en otro canal. Decide verlo. Total, su día ya está hecho…

lunes, 1 de agosto de 2011

HA MUERTO UNA ESTRELLA

A parte de la fallecida Amy Winehouse, el otro día vi de verdad como dejó de brillar una longeva luz en el cielo. Ésta se desvaneció caprichosamente, sin avisar a nadie, sin que ninguna otra estrella estuviese pendiente de ella. Sólo acompañada de la atenta mirada de quien estuviese despierto a altas horas de la madrugada y de un servidor.

Y vosotros os preguntaréis: ¿Por qué este tío nos cuenta ahora el rollo este que no tiene sentido y que seguro que se ha inventado sobre la marcha? Bueno, alguien dijo una vez que cada línea de meta es el comienzo de una nueva carrera. Y yo, para continuar con el dicho, en honor al fin de la estrella, yo hago que cobre vida ésta fuente de palabras, frases e historias.

¿Y por qué “Hablar x Contar”? ¿Acaso se trata de una especie de blog “mategramático”? Bueno, he de decir que las matemáticas no son mi fuerte, pero reconozco que no voy mal en darle a la “sin hueso” y a la cabeza en cuanto a inventar historias o comentar conmigo mismo hechos de ayer, hoy y pasado-mañana. ¿Entonces cuál es el motivo de abrirme a la red? Se podría decir simplemente, porque me apetece. Hablar por hablar. Pero no solo hablar, si no también contar, enseñar y transmitir. 

Quiero dedicar este comienzo de andadura “blogger” a mi primo Dani Lozano (http://comodicelacancion.blogspot.com/), a quien pedí consejo en su día y con quien mencioné a idea, siendo solamente un vago proyecto un tanto lejano. También dedico esta introducción a Sol, Andrea Félix, Arnau y otros tantos  artistas de la palabra, que juguetean con sus ideas en alguna red social o que hacen sus pinitos y se abren camino en este extraño y fantástico mundo, ya sea por medio del humor, el análisis, poesía o narrativa.

Y a ti, lector, que te asomas por la ventana de cualquier ordenador (o Smartphone en los tiempos que corren), te saludo y te agradezco tu atención y tu tiempo. Esperemos este sea el comienzo de una gran amistad.

-Good Vibes-